LA MUERTE: Peña, Michael Jackson y de Narváez

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El miércoles 17 de Junio, hace casi dos semanas, a las 18:38, me llegó este mensaje de un amigo:

Man! Se murio peña!

Estos últimos meses había escuchado bastante a Peña y me llamaron la atención un par de cosas. Lo noté más politizado, en el buen y único sentido: nunca había escuchado a otra persona hablar de política tan real y seria-mente. Ya no a partir de sus personajes, sino con la voz aireada y entera que recorría mis escalofríos por la mañana, escuchaba claro y verdadero que, por ejemplo, de Narváez es un narco recontrahijo de mil putas -y ahora que ganó toma otra dimensión, ¿no?-; San Isidro es un lugar manejado por mafiosos de la San Puta; la provincia de Buenos Aires, lo que hicieron con ella y los que hicieron con ella lo que quisieron, todos, son una garcha; que Nacha Guevara es Garcha Guevara; que Cristina, como Kirchner, son dos ratas de puerto con un lindo disfraz; que a D' Elía lo tiene que agarrar un camión; que los conchetos de San Isidro están todos del orto, enfermos hijos de puta. Que todo (y todo es el gobierno, el anti-gobierno, las terceras vías... en definitiva: todos: la gente: todos) empuja hacia la mierda. Que hay que salirse, escabullirse, se puede y es cuestión de plantarse y de no plantarse; de saber correrse todo el tiempo de la mano correspondiente y mirar cómo nos esquivan los bondis de frente. Viajar pasado en merca hasta Brasil; tener perros y quererlos más que a la gente; poder degollar uno de tus perros por una convicción artística; cagarse en todo, absolutamente todo lo que no sea real. Y por real quiero decir lo contrario a ciertos factores básicos de los que por suerte era bastante claro al atacarlos: el concheto orgulloso, el puto orgulloso, el político orgulloso, el cura orgulloso, el cabeza de tacho orgulloso, el travesti orgulloso, el macho-man orgulloso, el judío orgulloso, el mediocre orgulloso y más. Porque en definitiva, lo que unía a todos sus personajes era que presentaban una especie de seguridad en lo que eran. Pero una seguridad falsa. Una seguridad con respecto a una identidad que en realidad es otorgada por los otros, por la sociedad y, bueno, como somos parte de ella, por nosotros mismo al final, pero habiendo transitado un camino exterior, prejuicioso y cagón. Plantarse no es tener orgullo de lo que somos porque plantarse es saber que no somos nada. Mejor aún: somos la posibilidad de. ¿De qué? De cualquier cosa. Y cualquier cosa no quiere decir un personaje y ya: cualquier cosa quiere decir todo, adelante, el cambio, la multiplicidad, el no saber, la falta de certeza y elegir no elegir. Ser alguien que no termina de ser nunca y que de hecho deja de ser constantemente lo que era. Ser lo que está por ser. Etcétera.

El jueves 25 pasado, a las 19:45, me llegó otro mensaje de ese mismo amigo:

Se murio michael jackson

Cuando abrí el blog, en el primer post escribí acerca de Michael. Justo había cumplido cincuenta años y como siempre me había parecido muy, muy, muy, MUY complejo el movimiento de las cosas que lo rodean, claro, generado por el extrañísimo mundo, con sus ciudades y sus lagos, cabarets y salas de torturas, que era él, subí algunas ideas. Básicamente decía que el tipo este me pareció una continuidad de hechos, desiciones, noticias, bueno, información al fin y al cabo, que llamé TRANS. Se vestía, se operaba, se modificaba, sus abusos, su guita, sus deudas, los objetivos, la perspectiva en torno a Michael, todo, TRANS. Los contornos siempre los corrió; los límites entre bien y mal, claro y no claro, arte y basura, verdad y mentira, todo lo borroneó. Finalmente me preguntaba, a modo de duda TRANS, si todo lo que hizo con su cuerpo, con su prensa y demás no pudo haber sido por guita. No porque lo creyera, estuviera seguro de eso y odiara a las estrellas de Hollywood. Me parece que los límites de enfermedad/no enfermedad que transfiguró el rey del Pop habían llegado a tal punto que ya daba para hacerse cualquier pregunta. Hoy no. Hoy no tengo ganas de preguntarme si su muerte es real, TRANS o qué. No me interesa y justamente, creo, es porque me pasa lo que justamente me comentaba el mensajero este fin de semana: su muerte es algo muy artificial, que no me llega, y cuando lo hace, cuando pasa cerca de mi cara es como una brisa helada sin siquiera con olor a muerto. Michael Jackson concentró ciertos puntos fundamentales como para llegar al fondo de la tierra, besarle el culo al diablo y volver: arte, pedofilia, drogadicción, millones de $, deformarse el cuerpo como nadie lo hizo, mover masas, arte del mejor, estar completamente loco. Y eso que con el término locura no me llevo muy bien. Pero este tipo me superó. Qué análisis ni tres pelotas... Michael Jackson es la última cara de la historia del mundo. Hitler y después él.

El viernes 33 que viene, a las 20:52, me va a llegar este mensaje

Se murio de narvaez man!

Y no porque lo vayan a matar, se vaya a suicidar o vaya a tener algún tipo de explicación médica. Se va a morir, después ella, después Néstor y Cristina, después Solanas, Zamora y así hasta cada uno de nosotros. A la vez mi viejo me va a llamar al laburo y me va a decir que se murió mi abuela. No voy a sufrir y voy a conectarme al msn. No va a haber escándalo ni nada parecido en los nicks de mis contactos. No va a haber contactos conectados. Y voy a mirar afuera y ver cómo los que caminan son pocos. Y va a haber un cuerpo en la entrada de mi trabajo que va a ser el de una chica. Sofía. Mi Sofía. Y tampoco voy a llorar porque para eso va a estar mi compañero de trabajo: él va a correr hasta la puerta, la va a levantar apenas como en las películas y la va a abrazar. Va a saber que él debería haberse muerto con ella. y entonces todas sus entrañas, toda su sangre va a congelarse de una angustia enorme y se va a querer morir. Yo mientras voy a estar quieto. Mi Sofía. Voy a estar mudo. Queriendo haberla abrazado. Pero no lo voy a hacer, porque no creo y por ende no voy a querer realmente. El amor no existe. Entonces me voy a olvidar de Sofía como me olvidé de otras y me voy a acordar de mi familia. De mis días, mis mañanas. Y voy a verme desde arriba, casi a las nueve de la noche, naranja como el atardecer que va a estar siendo, solo. Voy a ver que nunca tuve familia y no voy a ver nada. Voy a saber que nunca tuve ropa, ojos ni boca. Los muertos van a caer silenciosos a mi alrededor, sin dramatismo alguno. Voy a saber que mis amigos van a estar muertos. Y me voy acordar que los amigos no existen. Que siempre estuve solo y que hasta en mi muerte, que no va a llegar rápido, pero no la voy a esperar ansioso, también voy a estar solo. Y cuando me muera voy a olvidarme de todo. Voy a dormirme a las nueve de la noche, de día, atardeciendo como toda mi historia, en el fondo del corazón de nadie. Nunca estuve en ningún lado. Muriendo mientras muere el mundo de fuego que es el sol.

La cultura se drogó cuando los políticos pidieron el puño de Jesús

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Hoy estuve en la primera radio de humor que tiene Latinoamerica, en el programa Ok! Entendimos (programa nuevito, de apenas dos semanas y monedas), leyendo esto:

Carta de una oyente indignada con los políticos.

Mi nombre es María Teresa Hicks, soy de Martínez y tengo veintinueve años. No tengo vergüenza en decir que antes me llamaba Fernando Andrés Hicks. Y esto es fundamental para entender cómo viene la mano: desde el año pasado, cuando me divorcié de Sofía, mi mujer, me siento nuy bien. Y sobre todo libre: acepté que adentro mío estaba María Teresa y la dejé salir. Acepté que cuando le acababa a Sofía no era porque me excitaba cómo se abría los cachetes, sino por lo tanto que la había podido fajar antes. Me acordaba de lo impresionante que era sentir su saliva caliente en mis nudillos, por la piña que le había encajado en pedo. Y me acordaba de mi primo Benedicto; pensaba en declararme y todo eso. Pero no me quiero ir de tema.
Lo que quiero decir tiene que ver con las elecciones. No es que la votación me quite el sueño. Pero por qué no me quita el sueño, ése es el tema…

LA DROGA. El tema es la droga. A mí no me van a convencer de que los candidatos que vemos estos días estén realmente en contra de la droga. Y eso me enerva, me saca. Me pongo tan nerviosa que tengo que abrir una ventana, gritar, no sé, patear algo, cortarme o algo así y odiar cada vez más. Me dan asco. Hijos de p… No, no quiero ser malhablada, pero la verdad ¿Alguien me puede negar que todos están fomentando la droga? Y no hablo del tema ese del narcotráfico, eso no existe, es mentira. A mí me importa la droga, todas, todas iguales, que consumen los pibes, los grandes, todos, la droga que está en la calle. Y yo sé algo que no se dice, algo que lo ocultan bien y es digno de un plan infernal. Nos mienten y para colmo les creemos, lo festejamos, creemos que hacen una buena gestión por eso. Y así guardan un secreto que hasta al más cristiano de los cristianos lo embauca. Sé que corro riesgo de muerte por decir esto, pero no me importa. Alguien tiene develar el secreto que guardan estos criminales. Y que me amenacen: yo sé que en el cielo Jesús me va acoger entera, dios, como me enseñó mamá.

La jugada más hija de puta de todos los políticos, TODOS, y que mantiene vivo al mercado de la droga tiene dos sílabas: cul-tura. Sí, la cultura. ¿¡No se dan cuenta!? Es eso. Y no hablo de los centritos culturales, los teatritos de cuarta, los barsuchos para bandas o los murales de mierda que pintan los “grandes dibujantes” de esta época. No. Hablo de la cultura enferma que se infiltra en nuestras vidas. Esa que está en las grandes casas de discos, en el San Teatro que tenemos en Corrientes, en el Bellas Artes, ¡en el Colón! ¡Todos esos lugares están enfermos! ¡Sí señor! Porque si usted, como yo, como María Teresa Hicks, hija de cristianos y algún día madre de cristianos, no quiere a la droga; si usted NO ESTÁ A FAVOR DEL INFIERNO DE LA DROGA, honestamente, como buena cristiana, tiene que agarrar todos sus libros, todos sus cassettes, sus dvs, sus discos y QUEMARRRLOS. Porque todos esos músicos, actores, escritores, ¡todos esos artistas!, estaban completamente drogados cuando hicieron sus obras. Así es. No hay droga si no hay cultura. No hay droga si no hay cultura. Si sabemos, vamos señores, que la droga es uno de los trucos del Diablo, ¿por qué no aceptamos que lo hace a través de la cultura? ¡Nos mintieron siempre! Y los políticos de hoy siguen hablando a favor de la cultura! Con Macri tenía esperanzas. Pero no. No terminó con todo.

¡Ay Jesúúús! ¿Por qué la realidad es tan cruel? Estoy en un mundo que no es mío, sola, sin nadie que me abrace como lo hacés vos, a la noche, ¡quiero más! No me alcanza el manto, tu pecho, quiero tu pecho en mi espalda Jesús; mi angustia desde que me levanto hasta que me acuesto, no la quiero más! Yo quiero tu mano, tu brazo, Jesúúús, quiero tu puño, tu puño adentro mío, por favor, meteme el puño Jesús, ahí Jesús, meteme el puño por atrás y sacame de este nido de serpientes…

Bendiciones para un país enfermo.

María Teresa Hicks

ESTRENO DE LA SUPEROBRA DE RICARDO MONTI, HOY!

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UNA HISTORIA TENDENCIOSA, de Ricardo Monti.
Viernes 21 hs, Teatro El Crisol. Arismendi 2658, Parque Chas (a 3 cuadras de la estación los Incas).
Ante la capacidad limitada de la sala, se sugiere reservar localidad al 4523-7605.

ACTÚAN Federico Alí, Catalina del Barrio, José María Delle Donne, Martín Gallo, Tomás Gatti, Guadalupe Gómiz, Daniel Ibarra, Amadeo Pellegrino, Gisela Robertucci, Gabriel Sabsay y Alberto Schwindt MÚSICA ORIGINAL Y EN VIVO Fernando Form VESTUARIO Y MAQUILLAJE Mariana Ron ASISTENCIA DE VESTUARIO Y MAQUILLAJE Julieta Giordani DISEÑO DE ESCENOGRAFÍA Adriana Ovelar REALIZACIÓN ESCENOGRÁFICA Cintia Massari y Adriana Ovelar ASISTENCIA DE DIRECCIÓN Paula Zaurdo DIRECCIÓN Y PUESTA EN ESCENA Lucila Piffer

Para más información, www.unahistoriatendenciosa.blogspot.com

LOS ESPERAMOUUUUUUS