El hijo de puta del noveno empezó a trabajar. Lo primero que vio en el camino al trabajo fueron unos carteles chiquitos, de unos 60cm x 50cm pegados arriba de carteles publicitarios, que dicen "CON MENEM TODOS GANAMOS" o "CON MENEM GANAMOS TODOS", no se acuerda, supone que la segunda. Tienen la misma estética que Carlos Soul usaba en los noventas: fondo azul marino y letra Impact blanca. Ah, esto lo ve mientras atraviesa Tigre, porque el trabajo parece que le queda en Nordelta o un lugar pegado al complejo (o lo que sea: ¿el country? ¿el barrio? ¿la caja?).
Este hijo de puta parece que también se sorprendió de la cantidad de esvásticas, signos de partidos nazis y toda esa pelotudez de esos forros que, según su humilde opinión dice el hijo de puta del noveno, tendrían que ser torturados día y noche en plazas públicas, ir muriendo de a muy poquito -cogerlos obvio que no porque en el medio de la tortura eso sería un placer para esos malcogidos- y después de filmarlo todo, editar un VHS (muy vintage el hijo de puta del noveno) y venderlo a precio módico para alegrar las fiestas multimedia en las que se pasan videos en una pared o cosas así. Dice que si con un DVD es más fácil está todo bien, que salga en DVD. Esas fiestas se hacen mucho en Tigre.
También le llamó la atención el cartel de un que no se acuerda de qué es, que está gastado por el sol y la lluvia (o así parece, dice) y que de protagonista tiene a Gasparín. La rubia teñida y pelotuda que tiene de mujer se rió cuando el hijo de puta dijo lo del cartel y corrigió: "es Casper, no Gasparín". Silencio. Después de un rato el hijo de puta del noveno dijo como si hubiera confirmado que Dios es un agujero negro que nos va a comer a todos (porque lo del agujero negro es una metáfora científica para no decirnos que en realidad Dios es un culo, pero no los cachetes lindos de una mina en bombacha (no tanga ni culotte), sino el asterisco color muerto que aparece cuando uno separa los cachetes con ganas de tener cabeza de garcha y culear con la jeta), dijo que quizás lo de Casper y Gasparín es una analogía a lo de los nazis y tantas esvásticas: si ese fantasmita triste y devaluado es Casper, cuando todos sabemos que Casper no puede ser tamaña mierda, es igual a pensar que Biondini, los skinheads de San Fernando y toda esa cagada humana son nazis, cuando todos sabemos que si Hitler hubiera podido dominar el mundo à-la-Bonaparte, nosotros los argentinos no hubieramos durado un segundo, y si sí, seguro que la bosta atómica de Tigre no hubiera sido, sino los pajeros de Recoleta, San Isidro, Barrio Parque y no sabe qué más.
Todo eso dijo el hijo de puta del noveno.
Posiblemente, la esvástica de este tipo sea por alguna religión hindú, oriental o algo así. Por la impresión que causa es que podemos ver que por una cuestión estética, y ya no conceptual, uno también puede ser un idiota.