Debussy era un Black Eyed Peas

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El viernes pasado leí una nota en algunos diarios, promocionando un par de conciertos de un trío formado por Susanna Moncayo, Fernando Pérez y Víctor Torres. Ofrecerán programas con canciones gitanas, populares, cantos negros y no sé qué más. Seguramente, tratándose de un trío con esas tres figuras el nivel será muy bueno. Estas notas me hicieron acordar aquel tiempo, hace no mucho, en el que tomaba clases con Fernando Pérez. Me acordé, directamente, después de ver su frente sapiencial, sus manos (brazos, antebrazos, etc.) musicales y su sonrisa tacaña, de un episodio. Él, riéndose al buen estilo profesor de piano de película (gigante, sarcástico, ambiguo), después de que le haya preguntado si Debussy tenía preferencia por las tonalidades "en los bemoles, en las teclas negras", dado que las pocas obras que había trabajado de él estaban en dichas tonalidades (Si bemol, Re bemol, etc.). "¿en los bemoles?, jaj, por favor". Era obvio que eso no cabía en la cabeza de ningún músico. ¿Un fetiche por las teclas angostas y negras? Por favor...

Inmediatamente, después de recordar la risotada del gran pianista (porque eso es innegable), mis neuronas se dispararon hasta las señal de Much Music. Y ahí, en el recuerdo de mi Much Music, un personaje vestido como nunca vi a nadie vestido, muy muy muy canchero, bailando. El flaco era will.i.am, el principal de los Black Eyed Peas. En la tele (y ahora en mi memoria), al tipo le preguntaban cómo componía. Esta respuesta fue la imborrable: "Cuando me siento al piano voy directo a las negras, a las teclas negras".

Esto no quiere decir que efectivamente Debussy tenía el gusto por las negras sospechado, claro. Seguramente, alegaría mi ex profesor, nadie se puede limitar de esa manera si realmente tiene una aspiración, búsqueda, trabajo o vida musical. Puff, seguramente... ¿Pero qué pasa con el de Black Eyed Peas? La respuesta fácil (muuuuy fácil... y muuuuy tentadora) es decir que, evidentemente will.i.am no tiene aspiración, búsqueda, trabajo o vida musical. Que es choto, va. Pero propondría (yo, no Pérez) no quedarnos ahí, o aunque sea no tanto. Está bien, nos gusta o no nos gusta, qué importa; ¿pero cómo podríamos contestar el gusto del de Black Eyed Peas por las teclas negras? Como una señal de "negritud", "orgullo negro" o la forma de decir eso que esté de moda o avalada por Hollywood. Creo que lo decía con ese ánimo. Pero hilando más fino: ¿Cómo un músico profesional, que se presenta en la tele, lo miran millones, se expone de esa manera, dice que toca en cinco de los doce tonos de una escala? ¿Qué es lo que pasa que no importa un carajo si la proyección musical que difunde will.i.am es muy muy recortada? Yo no sé exactamente qué pasa. Pero, seguro, no es algo malo.

¿Es bueno? tampoco lo sé. Pero es muy atractivo. E intrigante, porque, por ejemplo, a un pianista grande, de cabeza relativamente abierta, con buenos ingresos, con buenos estudios, buenas menciones, buena carrera y buena ejecución como Fernando Pérez, le causa gracia. ¿Por qué a will.i.am sí y al recontra freak de Debussy no? ¿Por condiciones históricas? ¿Por paradigmas musicales? ¿Por limitaciones temporales? Sí, puede ser que la respuesta contemple esos elementos, pero eso no lo justifica. Digo: siempre que se cierra un debate con la frase "es que era otro paradigma, otra episteme" parece que el hecho de que fuera otro paradigma justifica su existencia. ¿Por qué no fue otro? ¿Debussy no podría haber forzado el paradigma -como sí hizo Satie, a pesar de la menor calidad musical-, eligiendo las teclas negras por sobre las demás? Yo preferiría que sí.